Cuando salió a la palestra el nombre de Víctor de Aldama como elemento sobre el que pivotaba la (enésima) trama de corrupción que empapa el partido de la mano y el capullo, la otra pata sobre la que descansa dicha trama -el psicópata de la Moncloa, claro está- y su entorno se apresuraron a afirmar que no conocían de nada al susodicho, que mucha gente se hace muchas fotos con mucha otra gente, y que todo era fango, insidias, falsedades y demás.
Pero Aldama sigue insistiendo -¿golpeando el
hiero mientras está caliente?- y afirma que Sanchinflas en persona pidió
conocerle (ay, Pedrito, ¿no has oído hablar de la negación plausible?) e
incluso le dio las gracias por lo que estaba haciendo.
Ante esto, el partido ha anunciado una querella contra Aldama por injurias para tratar de defenderse. Y lo primero que
se me ocurre es que el término empleado es el de injuria (es decir, insulto),
y no el de calumnia (es decir, mentira).
A ver si les ha traicionado el infraconsciente…
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