Como todos los años, el día de Nochebuena estuve atento al mensaje de Nochebuena de Su Majestad el Rey de España, don Felipe VI, a quien Dios guarde muchos años.
Naturalmente, mi impresión del discurso viene
condicionada por mis prejuicios ideológicos. Siendo de derechas, tenderé a
aprovechar la menor ocasión para ver una crítica a las izquierdas y a los
regionalismos separatistas.
Así, cuando escuché apelaciones al bien común, mentalmente me imaginé un palo a boinas y barretinas. Cuando oí hablar
del interés general y colaboración, pensé en un cachete al psicópata de la
Moncloa y al desgobierno socialcomunista que encabeza y que tenemos la
desgracia de padecer.
Y, como siempre, pensé en cuánto mejor habla que su predecesor en el trono.
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