Dada la estrategia de defensa que está siguiendo la pareja del psicópata de la Moncloa, uno se pregunta si ha sido la elección más inteligente.
Porque primero afirman que colaborarán con la
Justicia, y luego guardan un silencio tan atronador, valga la paradoja, que
equivale a una confesión de culpabilidad. Y luego aporta correos electrónicos
que la incriminan, al mostrar que recurrió a una asesora de La Moncloa -ámbito
público- para realizar gestiones de su cátedra (ámbito privado).
La otra opción es que, le aconsejen lo que le aconsejen, hace lo que le sale de… de… del bajo vientre. Pero, en tal caso, el abogado ya está tardando en presentar su renuncia.
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