Como buenos marxistas, los de la mano y el capullo predican una cosa pero practican la diametralmente opuesta. Y tanto la una como la otra suelen oponerse al sentido común.
Es el caso de
la Pelos, elevada a comisaria europea -aquello ha pasado de ser un
cementerio de elefantes a un establo de jumentos-, sobre la que el Partido Popular
ha advertido a Bruselas en relación con su sectarismo y postura radical sobre los coches diésel.
Lo malo es que allende los Pirineos, los que toman las decisiones defienden las mismas tonterías.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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