domingo, 22 de diciembre de 2024

De viejo y en la cama

Cuando el psicópata de la Moncloa se queda sin ideas para la actividad política, o cuando las cosas le vienen muy mal dadas, recurre ineludiblemente al francomodín y saca a pasear la figura del Caudillo de España por la Gracia de Dios.

Lo hizo con la ley de desmemoria antidemocrática, lo hizo con la profanación de su sepultura en la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, lo hizo en tantas y tantas ocasiones. Ahora amenaza con volverlo a hacer no una vez ni dos, sino hasta cien durante todo el año que viene, para celebrar el quincuagésimo aniversario de la muerte del Generalísimo y la entrada de España en la democracia, dice. Lo cual no sólo es que se dé de bofetadas con la Historia -no habría algo parecido a la democracia hasta un par de años después, con la Ley para la Reforma Política- sino que somete a revisión -la ley de desmemoria antidemocrática extiende sus efectos hasta los primeros años de la década de los ochenta del siglo pasado- parte de ese período pretendidamente democrático.

Además de que en el fin del franquismo no intervinieron, para nada, los de la mano y el capullo. Y no hay más que recordar cómo murió Francisco Franco Bahamonde: lo digo en el título de esta entrada.


¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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