domingo, 28 de septiembre de 2025

A la yugular

Siempre pienso que no sirvo para político, fundamentalmente por dos cosas: no sé negociar y tampoco transijo con mis principios. Me faltan, por lo tanto, dos de las características principales para funcionar en ese mundo.

La tercera, en cambio, creo tenerla por arrobas. Esa tercera sería una lengua suelta con un ingenio rápido detrás (pediría perdón por la inmodestia, pero es como cuando una pelota en el pádel da en la red y luego pasa: sólo tiene sentido pedir perdón si de verdad lo sientes… y yo nunca lo siento si el que dio el golpe fui yo).

Es como hace un par de semanas, en la sesión de control en el Congreso de los Diputados (como en el Senado el PP tiene mayoría absoluta, el psicópata de la Moncloa no lo pisa desde hace no se sabe cuánto). El líder de la oposición -y del partido con mayor número de escaños, conviene no olvidarlo- repasó todas las causas judiciales que acorralan al presidente del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer. Ante esto, parece que Sin Vocales se limitó a replicar que Feijóo usaba la corrupción para provocarle.

De haber sido el de Orense, habría respondido con cuatro palabras: Y parece que funciona.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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