Cuando la derecha sin complejos clama contra la inmigración ilegal -de hecho, contra una invasión en todo menos en el nombre que se le da-, la izquierda saca la manida réplica de que cómo se atreve a criticar la inmigración cuando hace medio siglo España era un país de emigrantes.
Y tienen razón en lo que dicen. Lo que pasa
es que no lo dicen todo. Porque en los años sesenta, muchos españoles emigraban
a Europa -a Alemania, sobre todo, si no recuerdo mal-, pero lo hacían
legalmente, con un contrato de trabajo y con ganas de ganarse honradamente la
vida, trabajar todo lo duro que hiciera falta y, si era posible, regresar a
España.
En cambio, muchos de los que llegan en
pateras parece que lo hacen para vivir, no de la sopa boba o del cuento, pero
sí de la teta del dinero público. Por eso es importante que miembros del
partido de derecha con vocación de gobierno hablen claramente sobre el tema, diciendo
cosas como Firmeza frente a la ilegalidad y oportunidades para quienes vienen a trabajar.
Claro, que a ver qué sabrá la izquierda de trabajar…
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