Hace unos días comentaba la noticia de que la pareja del psicópata de la Moncloa había pedido a la UCO que no examinara sus correos electrónicos.
Luego se supo que los favores
excepcionales que dijo que su asistente le había hecho eran tan raros, tan
esporádicos, tan infrecuentes, tan extraordinarios que había más de doscientos
mensajes intercambiados entre la susodicha asistente y el vicerrector de la
Universidad Complutense, la universidad donde la antigua contable de lupanares
tenía una cátedra igualmente extraordinaria.
Como su señoría no le hizo caso, ahora es el
ministerio público -¿de quién depende? Pues eso- quien acude al rescate de la
susodicha y reclama que la Unidad Central de Operaciones no analice los correos.
Repito una y otra vez. Si es inocente, ¿de qué tienen miedo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario