Hay veces en que es mejor estar callado y parecer malvado que abrir la boca y despejar la incertidumbre.
Es el caso de desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer, que se felicita por el hecho de que el llamado
ingreso mínimo vital -otro incentivo a no hacer nada, otro intento de crear
una masa de apesebrados que les permitan detentar el poder un poco más- fuera cobrado, en el pasado mes de Julio, por dos millones doscientas noventa y nuevemil personas.
Si España va tan bien, según ellos, ¿cómo es que no para de aumentar el número de personas dependientes?
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