Mucha gente se pregunta, y no retóricamente, cómo es que la izquierda occidental, siendo fundamentalmente atea y, dicen, feminista, puede sentir tanta simpatía por los movimientos musulmanes… ya sean puramente ideológicos o literalmente geográficos.
A mi modo de ver, esto es así porque no es
que odien la Religión con mayúsculas (aunque, para los cristianos en general y
lo católicos en particular, nuestra Fe es la Fe), sino que odian la
religión judeocristiana. Y aunque lo creado por el pastor pedófilo no pasa de
ser un totum revolutum de esa misma tradición judeocristiana con las
creencias de los propios árabes, es -sobre todo- enemigo del cristianismo y de
Occidente (entendiendo por este último término tanto el ámbito geográfico como
el sustrato ideológico que ha originado: democracia, tolerancia, igualdad,
derechos humanos, liberalismo, capitalismo…), lo mismo que la izquierda
mundial.
Por eso, en España los animatontos excretan leyes que dicen querer proteger a los animales -y que, zopencos como son, lo que hacen es perjudicarlos-, mientras callan ante la matanza de perros callejeros al otro lado del estrecho de Gibraltar antes del mundial.
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