Según la izquierda, los varones blancos de derechas somos profundamente intolerantes y llenos de prejuicios. Falso, claro, como casi todo lo que dice la izquierda. Y esta vez no hablo de oídas, hablo por experiencia.
Hay una persona que conozco desde hace
treinta años. Siempre nos hemos llevado aparentemente bien, a pesar de que esta
persona es de izquierdas y homosexual, o bisexual. Y, ya cercana su jubilación,
me entero -por una amistad común- de que yo a esta persona le caigo mal porque
soy facha. Y porque los fachas se lo han hecho pasar mal en su vida. Coño, a mi abuelo casi le mataron los rojos antes de que mi madre fuera concebida, así que yo tendría más motivos para que esa persona me cayera mal a mí. Y no pensaba mal... hasta hace un par de meses.
Si después de treinta años de tratarnos se ha
quedado ahí, le pueden ir dando morcilla.
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