Ya hablaré en el futuro, de un modo más general, del tema del conflicto entre israelíes y terroristas palestinos. Hoy toca hacerlo en relación con hechos concretos.
Hechos como que el psicópata de la Moncloa
haya lamentado que España no tenga armas nucleares -otra cosa que achacar al
Generalísimo, añado- para poder frenar a Israel. Hechos como que mientras que
anuncia el embargo -es decir, el no comprar; para ser doctor en
Económicas, emplea muy mal según que términos- de armas a Israel destina fondos para Gaza (es decir, para Hamás, que es quien se queda la pasta) y proclama la colaboración
con las autoridades palestinas (es decir, con los terroristas, que son los
que mandan allí).Hechos como que Hamás -terroristas, asesinos, violadores,
secuestradores- hayan aplaudido (y no es la primera vez) a Sánchez por su importante paso político y moral (¡qué sabrán estos de moral!). Hechos como que
Israel califique a Sánchez de corrupto, antisemita y cargado de odio, y
sancione a la tucán de Fene y a la ninistra de Juventud e Infancia prohibiéndolas la entrada en Israel.
Es lo que pasa: si te juntas con terroristas, acabas pensando como ellos.
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