Es bastante probable que gran parte de los desastres naturales que se producen sean consecuencia de que han llegado al poder personas que el único campo que ha visto es el de fútbol, que creen que la leche sale de las máquinas embotelladoras o que los toros bravos son animales naturalmente simpáticos, amables y, sobre todo, mansos.
Personas que no tienen ni refitolera idea de cómo
funciona la Madre Naturaleza, que creen saber más que ésta y, sobre todo, más
que los que llevan generaciones viviendo de y en contacto con ella.
Personas que defienden que no hay que limpiar
los cauces de los ríos y que propugnan deshacer los encauzamientos y destruir
las presas, pero que aplauden con las orejas cuando se construye en una rambla.
Personas, en fin, que se oponen a simplificarlas normas europeas que podrían reducir los incendios forestales.
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