Para que alguien arregle el desastre en el que los de la mano y el capullo convierten a España cada vez que detentan el poder, no basta con que gobierne la derecha. Ni siquiera es suficiente que tenga una sobrada mayoría absoluta.
Porque eso ya ha ocurrido, dos veces. Y aunque
en lo económico paliaron en cierta medida la catástrofe, en el resto de
aspectos de la vida cotidiana hicieron un seguidismo de lo más criticable.
Quizá por miedo a que, si hacían todo lo que había que hacer, les tildaran de fascistas,
además de que la izquierda incendiaría -y no es una figura retórica- las
calles.
Hace falta que se gobierne sin complejos. Por
eso, que los sondeos vaticinen que la victoria del Partido Popular en cuarenta
y un provincias, así como la irrupción de Vox en treinta y una, pueden llevar al PSOE a menos de cien escaños, con ser una buenísima noticia, no es
suficiente.
Esperemos que esta vez tengan presente de qué son capaces los socialistas para mantener el poder -los que tenemos conocimientos de Historia lo sabemos bien- y tomen las medidas convenientes para que, llegado el momento de que recuperen el poder, no puedan seguir el mismo sendero.
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