miércoles, 10 de septiembre de 2025

Veremos

La Constitución Española de 1.978, y el sistema político de ella dimanante, han demostrado ser mejorables.

Entre otras cosas, porque la norma suprema de nuestro ordenamiento fue fruto del consenso (maldita palabreja), y porque podría decirse que todo descansaba en un pacto entre caballeros, en un entendimiento no escrito pero sí implícito, de respetar no solo la letra de la Ley, sino también su espíritu.

Pero hete aquí que llegó al poder, primero en el partido de la mano y el capullo y luego en el gobierno de la Nación, un psicópata ayuno de escrúpulos y decidido a todo para detentar el poder tanto tiempo como le fuera posible.

Un sujeto tan desleal que manifestó que estaba dispuesto a gobernar sin el concurso del legislativo. Un sujeto con tanta cara dura que declaró que no presentaría un proyecto de ley de presupuestos generales del Estado porque no estaba seguro de que pudiera sacarlo adelante.

Se ha hecho, necesario, poner por escrito lo que antes se sobreentendía. Por eso hay que felicitarse del hecho de que el presidente del Partido Popular haya manifestado su deseo de cambiar la Ley para que haya elecciones automáticas si se prorrogaran dos veces los presupuestos generales del Estado.

Veremos si, una vez en el poder, pasa de las palabras a los hechos o, como en tantas otras ocasiones, todo queda en agua de borrajas.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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