Cuando George Lucas creó el universo de La guerra de las galaxias no fue especialmente original: una historia del Oeste trasladada al espacio con algunos toques de samuráis, aderezado con algo de Joseph Campbell. Así las cosas, no es extraño que el público conectara con los personajes.
Sin embargo, fue cuando
ese universo comenzó a expandirse cuando la cosa se volvió de verdad
interesante; algo que ocurrió en mucha menor medida con las precuelas y prácticamente
nada con la secuelas (que no pasan de ser un refrito de las tramas planteadas
en la trilogía original para, al final, dejar las cosas prácticamente como
estaban al final del Episodio VI).
Es entonces cuando
aparecen una serie de personajes secundarios, generalmente en el lado de los malos,
que resultan especialmente atractivos para los aficionados; destacando, sobre
todo, el gran almirante Thrawn y Mara Jade. Esos villanos no son personajes
planos, sino que tienen matices, y motivaciones más allá del puro ansia de
poder o la maldad pura y dura, como solía ocurrir en las películas. Son,
incluso, capaces de actos nobles y hasta de redimirse en algunos casos.
Algo así ocurre en lanovela que comento en esta entrada. Pero mientras Asajj Ventress -la villana-
se redime completamente (por más que no me guste la cosa), Quinlan Vos -el
héroe peculiar-sigue un proceso tal de entrada y salida en el lado oscuro -o el
reverso tenebroso- de la Fuerza que no sabes a ciencia cierta en qué posición
se encuentra.
Por lo visto, la novela
se basa en capítulos no realizados de Las guerras clon, algunos de ellos
escritos por Katie Lucas, hija del creador de la saga. Ambas cosas se notan: la
novela tiene un cierto aire episódico, avanzando como a saltos, o así me
lo parece; y aunque Christie Golden tiene tablas suficientes como para escribir
una buena novela, Katie Lucas todavía debía estar un poco verde al escribir
estas historias, y eso es imposible de ocultar.
Pero, en general, entretiene.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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