Escribir en este blog, y desde hace tanto tiempo, tiene un indudable efecto beneficioso: me ahorro el tener que morderme la lengua, porque escribo fundamentalmente para mí, y el que no quiere leerme, que no me lea.
Esto lleva a que no
discuta por temas de política (la materia de la que trata fundamentalmente el
blog), puesto que no me dirijo a nadie. Y si alguien habla de política en mi
presencia, caben dos posibilidades: o le aprecio, y me callo, o no se me da un
ardite… y me callo. Porque siempre tendré el blog para desahogarme.
El problema es que, como
no me dirijo a nadie en concreto, nadie me lleva la contraria. Y claro, uno se
acostumbra y luego, en el mundo real, pasa lo que pasa…
…que tampoco es que pase
nada, no vayamos a asustarnos.
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