Casi cualquier ideología es respetable, siempre que quien la defiende sea coherente con ella.
Es decir, puedes predicar las bondades de la pobreza, pero si vives como un pachá, tus proclamas pierden fuerza.
Puedes defender la castidad, pero si fornicas con todo lo que se te pone a tiro, comprenderás que se te mire con desconfianza.
Puedes propugnar el reparto de la riqueza, pero si te dedicas a acaparar patrimonio, tus postulados se debilitan.
Y puedes apoyar la ocupación de viviendas, pero si te quedas sin palabras cuando te preguntan qué pasaría si ocuparan tu casa… pues eso, que te puedes ir a hacer compañía a los de los párrafos anteriores en el cajón de hipócritas de marca mayor, al fondo a la izquierda.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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