jueves, 17 de marzo de 2022

Les patina la neurona

En el pasado, cuando alguien quería cambiar el pasado o, al menos, el relato del mismo vigente hasta entonces, simplemente lo borraba: estatuas destruidas, pinturas borradas, edificios derruidos… lo que no se veía dejaba de existir.

Actualmente, lo que parece imperar es una especie de revisionismo en aras de una supuesta tolerancia e inclusión (la famosa corrección política). Tanto da que Huckelberry Finn refleje una zona (el Sur de Estados Unidos) y una época (mediados del siglo XIX, antes por tanto de la Guerra Civil estadounidense), en la que había esclavos y a esos esclavos se les llamaba negros: actualmente, la esclavitud está (bien) proscrita, y a las razas ya no sabemos cómo denominarlas, puesto que, pasado cierto tiempo, una denominación en principio aséptica se torna ofensiva y debe ser sustituida (de negro se pasó a de color, luego a afroamericano, y actualmente estamos en afrodescendiente).

Y no sólo es la raza, sino también la orientación, u opción, u loquesea sexual. Actualmente, toda obra artística audiovisual tiene que tener un representante de todas y cada una de las llamadas minorías, con lo que aquello es un cruce entre una pluralidad de unidades y una jaula de grillos.

Hace un par de meses, la noticia era que se planeaba una reedición transgénero y multirracial de las películas de Harry Potter. Lo cual podrá estar muy bien (no) y ser la mar de tolerante e inclusivo, pero desvirtuarán la obra literaria tal y como la planteó su autora.

Si finalmente se lleva a cabo semejante engendro, al menos que mejoren el doblaje al español, por favor.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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