Cuando el psicópata de La Moncloa fue obligado a abandonar la secretaría general de los de la mano y el capullo, tras haber perforado por dos veces el ya deprimido suelo electoral que le había dejado zETAp por medio del hijo de P, los que se quedaron debieron rematar la faena, y asegurarse de que no pudiera volver.
Pero no lo hicieron, y
volvió, y se quedó, y allí sigue, para desgracia de casi todos los españoles. Y
como es malvado, pero no completamente estúpido, él si se ha asegurado de tener
las cosas atadas y bien atadas.
Y lo ha hecho endureciendo las normas internas del partido en su propio beneficio, en cuanto al número mínimo de avales para poder presentarse como candidato a la secretaría general del partido o a la presidencia del gobierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario