Por mucho que se empeñen algunos biempensantes -mejor eso que llamarles incautos-, en lo que sucede en Cataluña la izquierda no es parte de la solución, sino parte, y bastante importante, del problema.
Y es tanto la izquierda
nacional como la regional, ya sea autóctona o franquiciada, han coadyuvado,
cuando no impulsado directamente, las pulsiones separatistas, la tolerancia
contra los que se saltaban -y se saltan- la Constitución y las resoluciones
judiciales, el acoso a los que defienden que Cataluña es parte de España y que
cualquiera tiene derecho a hablar en español y llevar la enseña patria si así
lo considera oportuno.
Y el último ejemplo de
lo que acabo de decir es que hace apenas una semana los socialistas se unieron a la maniobra separatista contra la obligación de que al menos un veinticinco
por ciento de las horas lectivas se impartan en español.
Si es que algunos no quieren ver que tenemos el enemigo en casa…
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