domingo, 13 de marzo de 2022

Sí, pero...

Uno de los grandes problemas del sistema político español actual es que, más que una democracia, es una partitocracia: todo se ha supeditado a los partidos políticos, y todos los órganos y organismos son dirigidos de acuerdo con o en proporción a la representación que los partidos políticos tengan en el respectivo ámbito territorial (nacional, regional o local).

La culpa de todo esto es, fundamentalmente, de la izquierda (léase, del PSOE), pero la derecha (léase, el PP) no está libre de responsabilidad, puesto que lo que critica cuando está en la oposición lo mantiene al llegar al poder, porque le va bien y le conviene.

A finales del año pasado se llegó a un acuerdo -sorprendente por la rapidez y por las concesiones del PP- para la renovación de algunos órganos constitucionales (o de relevancia constitucional), entre ellos el Tribunal de Cuentas. La mayoría del Pleno anterior recaía en el PP; la del actual, en el PSOE. Si a esto añadimos que de los doce consejeros sólo repitieron dos (algo inusual), que esos dos (esas dos) eran del PSOE y que no se nombró a nadie de la casa, era lógico que saltasen las alarmas.

Pero de ahí a cómo se han presentado algunas noticias por mi diario de referencia media un abismo de proporciones colosales. Por ejemplo, se habló de una purga en el Tribunal, en el que se habrían producido hasta setenta ceses. Pero una vez se entra en el Tribunal, salir es complicado, a menos que el funcionario quiera (y no suele querer, porque ¿dónde va a estar mejor que en el Tribunal de Cuentas). Lo que ocurrió, en realidad, es que se recolocaron en puestos distintos, sí, pero dentro del propio Tribunal.

Otra noticia que saltó fue la de que se pretendió comprar el silencio de los sindicatos ante la purga (que ya hemos dicho que no fue tal) estableciendo un cien por cien de teletrabajo (en rigor, trabajo en modalidad no presencial). En realidad, se debía a la sexta ola de la Covid-19, no duró más allá de un mes y, sobre todo, era voluntario. Lo cual no impidió que los sindicatos reaccionaran, ofendidos.

Lo que sí es cierto es que, con la Comisión de Gobierno en manos del PSOE -como antes lo estuvo en las del PP-, el Tribunal corre el peligro de ponerse al servicio del liberticida de la Moncloa. Algo que, repito, no es algo de lo que fueran inocentes plenos anteriores con otra composición.

Únicamente, que ahora se hace con más descaro.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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