En medio de toda la crisis genovesa se estaban desarrollando las negociaciones postelectorales para gobernar Castilla y León. La directiva nacional defendía la postura del cordón sanitario a la ultraderecha; la regional parecía inclinarse más por la de Díaz-Ayuso, esto es, que siempre será mejor pactar con el partido de Ortega Lara que con quienes se apoyan en quienes secuestraron a Ortega Lara.
Y, finalmente, imperó el
sentido común en la derecha (cosa que, desgraciadamente, no siempre ocurre), y tras unas negociaciones tensas se llegó a
un acuerdo casi sobre la bocina, que permitieron que el PP siguiera presidiendo
la Junta y no hubiera que volver a celebrar elecciones regionales, con los
líderes de ambas formaciones prometiendo un gobierno sólido y estable de
PP y Vox.
Si ambos actúan con lealtad, así será. Esperémoslo.
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