domingo, 20 de marzo de 2022

Tranquila, chatiña

Los políticos, así en general, son gente más bien poco humilde. Cuando muestran modestia, esta suele ser fingida. Como posible excepción se me ocurre sólo el uruguayo José Mujica.

En el caso de los españoles, y quizá desde la desaparición de Leopoldo Calvo-Sotelo -que, más que modesto, era gris (no en lo intelectual: probablemente haya sido el más brillante de todos los primeros ministros de la democracia)-, no hay ni uno; en la izquierda, menos aún.

Por eso, leer -en diagonal, no fuera a ser que me diera un sangrilá, que dice una amiga mía- una entrevista a Egolanda me provocó hilaridad. Tras ser descrita como feminista, comunista -no estalinista- y entusiasta de la moda por el diario, la susodicha declaró -es de suponer que en el marco de su iniciativa para ser califa de izquierdas en lugar de los califas de izquierdas- que me da miedo despertar demasiadas expectativas.

Le recomendaría que no se preocupe por eso. Expectativas levanta pocas, y ninguna buena.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: