Los políticos son seres, en general, con pocos escrúpulos (por no decir ninguno). Podríamos decir que son absoluta y totalmente maquiavélicos: para ellos, el fin -generalmente, alcanzar y mantener el poder- justifica los medios o, al menos, la mayoría.
En esto, la izquierda
española es maestra: cualquier cosa, cualquier mecanismo, cualquier medida, les
sirve como palanca para conseguir lo que quieren. Da lo mismo que esa opción
sea, no ya lícita, sino incluso legal: este partido está en la legalidad
mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la
legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones, dijo el
fundador del PSOE en sede parlamentaria.
Y si una comunidad autónoma interpone acciones judiciales para recuperar cuatrocientos millones de euros que el Estado le adeuda como consecuencia de la liquidación del impuesto sobre el valor añadido de Diciembre de 2.017, el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer condesciende en hacer aquello a lo que está obligado… pero sólo si las comunidades autónomas abandonan las acciones judiciales contra el Estado.
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