Cuando las cosas no estaban tan claras, nadie en el PP protestaba por las maniobras de Casado y Egea para descabezar a Díaz-Ayuso. Pero cuando empezaron a pintar bastos para la planta séptima de Génova, aquello fue otra cosa.
De repente, los
dirigentes del PP se dieron cuenta de que el documento que se estaba empleando
contra la presidente de la Comunidad de Madrid carecía de fundamento, y tampoco tenía firma.
Como decían en Casablanca, ¡qué escándalo, aquí se juega!
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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