Como digo cuando surge la ocasión, hay tres temas de conversación que no debes tocar, ni siquiera con los más próximos, salvo que quieras correr el riesgo de meterte en una discusión: la política, la religión y el fútbol.
Cómo serán las cosas, que con mi padre, con
el que comparto muchos puntos de vista, sólo llegamos a algo parecido a una
discusión por temas de fútbol. Él es tan antimadridista como yo lo soy anticulé.
Además, ambos somos aficionados al y tú más, con lo que cada vez que yo
decía que el Farça de Messi jugaba para el enano hormonado, él me contestaba
que el Madrid hacía lo mismo con Cristiano Ronaldo. A lo que yo remachaba con
un ya, pero que Hitler fuera un monstruo no convierte a Stalin en un santo.
Y con esto llego al tema de esta entrada
(algo tenía que hacer para meter chicha). Sólo en un país al que se le ha
intentado lavar el cerebro como a España -algunos nos resistimos con uñas y
dientes- se permite que el organismo estatal público encargado de la
comunicación postal emita un sello conmemorando el centenario del partido
comunista, ideología responsable de más de cien millones de muertos, a este
lado de los Pirineos y al otro.
Las reacciones han sido las predecibles: un
miserable desvergonzado como el Chepas se ha permitido decir que es el partido que más defendió la democracia, mientras que alguien que ha
sufrido el comunismo de verdad, el ajedrecista Garri Kaspárov, no daba crédito
a la noticia y se preguntaba si harían luego uno con la esvástica.
Lo cual demuestra una coincidencia de
pensamiento conmigo, porque -sin haber leído el titular, o al menos sin haberlo
procesado-, mi reacción fue preguntarme si dentro de once años emitirán otro
para conmemorar la fundación de la Falange (que, como suelo repetir, y a pesar
de lo que mucha gente cree, era ideológicamente de izquierdas).
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