Pensaba empezar esta entrada diciendo palabra que me gustaría no tener que repetirme, pero es que no me dejan otro remedio. Y sería falso, porque me encanta repetirme -alguno que me conoce estaría más que de acuerdo con eso-, y más cuando me dan motivos para ello. Vamos con la reiteración, pues.
Como dijo Abraham Lincoln, puedes engañar a
algunos todo el tiempo, y a todos algún tiempo, pero no puedes engañar a todos
siempre. De hecho, cada vez se puede engañar a menos gente durante menos
tiempo.
El marxismo es una ideología nacida en el
siglo XIX, y desde entonces no parece haber evolucionado. Quizá en las formas,
pero no en el fondo. Y como hace doscientos años las cosas no se sabían tan
instantánea y universalmente como ahora, algunos parecen seguir pensando que
pueden mentir impunemente una y otra vez porque, total, ¿quién se va a dar
cuenta?
Por eso, el desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer envía unos datos de empleo a Europa que
adolecen de falta de transparencia y que, por lo tanto, no son de fiar.
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