Decía Manuel Fraga Iribarne que un socialista es alguien capaz de defender una cosa y la contraria. Algunos, malvados, añaden la apostilla de y sostener que ambas son ciertas y progresistas.
Yo, sin descartar la afirmación del león
de Villalba, me inclino más por afirmar que un socialista (español) es
alguien que predica una conducta (y pretende imponerla a los demás) mientras
que practica la diametralmente opuesta.
En esto, como en tantas otras cosas, el
psicópata de La Moncloa es el epítome de los de la mano y el capullo. No cabe
hablar de otro PSOE porque el partido fundado por Paulino Iglesias ha
sido siempre el mismo, perennemente ávido de alcanzar el poder y esforzadamente
afanoso de detentarlo todo el tiempo posible.
Por eso, que Sin Vocales exija blindar la integridad territorial en su defensa de Ucrania mientras despenaliza lasedición en España no debe verse, aunque lo sea, como una contradicción flagrante o un ejercicio de hipocresía, sino como una muestra de coherencia con el ideario de la formación política que tiene su sede en la calle Ferraz de Madrid.
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