Por más que muchos echen la responsabilidad de la situación actual de España, con el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer echado en brazos de separatistas y terroristas, a pomelos y maricomplejines por no permitir, con sus abstenciones, que el psicópata alcanzara la presidencia del consejo de ninistros, la realidad es que el susodicho se empeña, vez tras vez, en demostrar que las cosas que hace, las hace porque quiere, no porque no tenga otro remedio.
Porque nadie le obliga a reformar el código
penal para eliminar, virtualmente, el delito de sedición. Digo mal, le obligan
sus apoyos regionales. Pero lo ha hecho con tal disposición que, en una
relación sexual no consentida, equivaldría a bajarse él solito los pantalones y
untarse el orto bien untado de vaselina.
Y perdón por lo grueso del párrafo anterior, pero es que el temita me subleva bastante.
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