Hace cosa de un mes, en clase de inglés el profesor nos puso la expresión pivotal moment, y nos preguntó cuál sería, en nuestra vida, ese momento definitorio. En aquel entonces di el año 1.982 y dos circunstancias. Con tiempo, lo ampliaría al binomio 1.982-1.984, y daría tres circunstancias.
La primera tuvo lugar en la primavera de
1.982. Fue mi primer viaje en avión, mi primer viaje al extranjero y mi primera
visita a París. Desde entonces, París es mi ciudad favorita para visitar, y lo
hice tres veces más, con un intervalo casi exacto de diez años (en 1.992 y en
2.002), aunque ahora hace veinte que no la piso. Pero no me importaría hacerlo
de nuevo.
En algún momento a lo largo de 1.983 debí leerme,
por primera vez, El señor de los anillos. Fue mi encuentro con la obra
de Tolkien, desde entonces mi escritor favorito, y la novela que más veces he
leído, incluida una en francés (y ninguna en inglés): cuando me preguntan si sé
el suficiente francés para leer a Tolkien, mi respuesta es no, pero sí sé el
suficiente Tolkien para leerlo en francés .Al año siguiente, un amigo me
proporcionó El Hobbit, luego vino El Silmarillion y el resto,
como suele decirse, es historia.
Finalmente, hacia 1.984 entré en contacto con
los ordenadores personales. De un modo remoto, ya conocía la informática,
puesto que mi padre -que estudió Derecho, como yo- había trabajado con
ordenadores que funcionaban con tarjetas perforadas, y las usadas las traía a
casa para que jugáramos con ellas mis hermanos y yo, sin saber exactamente de
qué se trataban. Pero el mismo amigo que me proporcionó El Hobbit
resultó ser otro loco de la informática como yo (aunque él acabaría
estudiando Ciencias Físicas), y eso permitió que descubriera un mundo que me
fascinó; no para vivir de él, sino para disfrutar con él.
Y ese, querido lector, fue el pivotal moment
de mi vida. Después de eso, nada volvería a ser igual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario