Los políticos españoles de izquierdas no se caracterizan precisamente por su coherencia. Sin embargo, hay algo en lo que sí tienden a mostrarse coherentes o, al menos, constantes: nunca permiten que sus prejuicios ideológicos sean derrotados por la realidad, la economía o el simple sentido común.
Nada más llegar a Moncloa, el desgobierno
socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer paralizó el proyecto para
construir un almacén temporal de residuos nucleares, destinado para albergar
durante sesenta años el combustible gastado de los siete reactores españoles a
la espera de la construcción de un almacén definitivo.
Ahora, finalmente, ha decidido descartarlo
-por considerarlo inviable- y construir siete almacenes (uno por central nuclear), lo que supondrá
un sobrecoste de dos mil cientro treinta y siete millones de euros. Según el
plan, los siete almacenes albergarán el combustible gastado y los residuos hasta
su traslado al almacén geológico profundo que deberá estar listo en 2.073.
Al fin y al cabo, como dijo la indocta egabrense, el dinero público no es de nadie… Y, para entonces, todos calvos.
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