El descaro de la coalición socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer no ha hecho sino aumentar, y la doble vara de medir la aplican sin sonrojo.
Por ejemplo, a finales del mes pasado, el
diputado socialista que presidía la cámara baja expulsó a una diputada de Vox
por decir una verdad como un templo del modo más suave posible: dijo que el gobierno premia a filoetarras, cuando podía haber dicho lisa y llanamente que el
gobierno se pliega a los deseos de terroristas convictos y confesos.
Inmediatamente, el presidente del partido manifestó que Vox va a resistir y no va a ser amordazado. Pues que se ande con cuidado, porque algunos dicen que están preparando su ilegalización.
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