El desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer parece (digo parece por dejar un margen a la duda, aunque la cosa está bastante clara) haber asumido los postulados de los separatistas catalanes.
Según éstos, el problema entre Cataluña y (el resto de) España es culpa de los españoles. Son ellos quienes, con un cerril aferramiento al ordenamiento jurídico, a la Historia y a la verdad, impiden que una panda de idiotas orates (la República no existe, idiota) alcancen sus pretendidos objetivos.
Y dentro de estos solucionadores -la solución, al parecer, consiste en bajarse los pantalones y poner el tafanario en pompa para que sodomicen a toda una nación cinco veces (por no decir quince) centenaria- se encuentra aquel que defendía para solucionar otro problema, el del terrorismo vasco de ultraizquierda, el manchar las togas con el polvo del camino.
Pretende este sujeto ser presidente del Tribunal Prostitucional -pues prostituido está desde su inicio por los de la mano y el capullo- para arreglar ese problema.
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