Por mucho que se empeñen las izquierdas a lo largo y ancho de este mundo, la tendencia natural del ser humano no es compartir la riqueza, sino procurar aumentarla. Por eso, los sistemas comunistas sólo se mantienen por la fuerza, y o bien son ruinosos (como lo era Albania), o desarrollan un mercado negro (como la Unión Soviética o Cuba), o evolucionan hacia una especie de capitalismo de Estado (como China).
Y por eso, el intento de comprar a los
jóvenes, apesebrándolos con un bono cultural de cuatrocientos euros, parece
abocada al fracaso. Porque, andando el tiempo, lo que están empezando a hacer
los jóvenes es revender en Wallapop los productos que compraron con ese dinero,
y no intentan ocultar cómo adquirieron los productos.
Capitalismo puro y duro, lo llaman.
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