Y, trescientos sesenta y cinco días después, toca de nuevo hacer balance bloguero del año que termina.
Ha habido menos entradas que en el año anterior. Lógico, teniendo en cuenta que si hubiera habido más no habría hecho otra cosa que escribir (exagero, pero no mucho).
De hecho, a partir de cierto momento tomé la determinación de no publicar más de dos entradas al día, salvo casos excepcionales, y eso me ha permitido mantener el ritmo.
Arrancaron
dos series nuevas -la de la crisis del PP, que parece felizmente finalizada, y
la de la invasión de Ucrania por Rusia, que parece infelizmente estabilizada-,
y se mantuvieron las anteriores. Estoy especialmente contento de haber podido
seguir una cadencia mensual en la de las inscripciones tolkienianas, a pesar de
una cierta dificultad a mitad de año.
Las entradas me las han leído
desde cuatro nuevos países -Grecia, Finlandia, Portugal y Costa Rica-, lo que
eleva el total a cincuenta y tres: me leen en una de cada cuatro naciones del
globo terráqueo.
Y, la verdad, poco más hay que
decir. Veremos dentro de trescientos sesenta y cinco días.
¡¡¡FELIZ 2.023!!!
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