Según dicen por ahí, los promotores de la Agenda 2.030, o el Foro de Davos, o algo así, resumen sus planes para el futuro con un no tendrás nada pero serás feliz.
Los conspiranoicos -aunque, como dicen en Enemigo público, no estás paranoico si de verdad van a por ti- dicen que, de una u
otra manera, la gran parte de los líderes políticos están al servicio de esta
agenda. Algo que se ve reforzado por el sesgo de confirmación, que ve una
actuación a favor de esos objetivos en toda actuación que no sea una oposición o
una crítica frontales.
Así, cuando uno lee que el desgobierno socialcomunista
que tenemos la desgracia de padecer prepara una campaña para convencer a la gente de lo bueno que es comerse las sobras, uno piensa dos cosas: lo genial
que es una comida de restos…
…o que quieren hacernos comulgar con ruedas de molino y que, encima, nos guste.
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