El caso de Pedro Sánchez debería ser estudiado en las facultades de psiquiatría. El primer ninistro del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer tiene una serie de taras mentales que en cualquier país normal le inhabilitarían hasta para llevar un puesto de pipas.
Es un psicópata. Es narcisista. Es egoísta (y
egocéntrico). Es despiadado. Es un sinvergüenza. Y tiene un complejo de inferioridad
que no puede con él, como cuando dijo, en público y con micrófonos, que una de las cosas por las que pasará a la Historia es por haber exhumado a Su
Excelencia el Generalísimo Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España por
la Gracia de Dios (naturalmente, Sanchinflas dijo el dictador, la
retahíla que he puesto es cosa mía).
Omitió completar la retahíla de cosas por las
que también pasará a la Historia: más de cien mil muertos en poco más de un
año, la economía destrozada, la patria descoyuntada, la separación de poderes
amenazada…
Elijan ustedes.
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