Por mucho que le moleste a la izquierda -y le molesta, y mucho-, las raíces de Europa en general y de España en particular son indudablemente cristianas. Quizá no exclusivamente, pero sí en una parte no pequeña ni falta de importancia.
Por eso, aunque no debería hacer falta
-precisamente porque no debería hacer falta-, es importante que haya iniciativas
como la de Isabel Díaz Ayuso. La presidente de la comunidad de Madrid -quiero
pensar que no por casualidad su segundo nombre es Natividad-, en efecto,
propuso hace tres semanas un pacto por la Navidad para recuperar la cultura religiosa, inseparable de la cultura de la que venimos.
Se puede decir más alto, pero no más claro. Porque serán ateos de boquilla y anticatólicos de corazón, pero bien que se apuntan socialistas y comunistas a todas y cada una de los días festivos con connotaciones religiosas…
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