La izquierda española nunca ha tenido una voluntad verdaderamente democrática, aunque pocas veces se hayan quitado abiertamente la careta.
Una de ellas fue durante la segunda república:
cuando la derecha ganó las elecciones, se negaron a que uno de los partidos (ahora
no recuerdo si fue el Radical o la CEDA) vencedores entrara en el gobierno, y
luego montaron una revolución que algunos consideramos como el primer paso de
la guerra civil que buscaban y consiguieron.
Y otra es en estos últimos tiempos, con el
psicópata de La Moncloa presidiendo el desgobierno socialcomunista que tenemos
la desgracia de padecer. La desfachatez en el uso partidista de lo público
nunca ha sido tan acusada, y ya se permiten hasta decir que los medios de comunicación deberían reservar un espacio para hablar del consejo de ninistros
igual que para el tiempo.
Que tengan cuidado con lo que piden, porque lo mismo no les gustaba demasiado lo que iban a oír…
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