El partido de la mano y el capullo ha sido toda su historia, sobre delinquidor, liberticida. No podía ser menos si su ideología fundacional fue el marxismo, una doctrina que preconizaba como objetivo a alcanzar la dictadura del proletariado. Y una dictadura, sea del signo que sea -incluso la clásica de la república romana-, excluye ineludiblemente la libertad.
Por eso el PSOE actual no es distinto del otro PSOE que buscan
los cándidos: es lo mismo de siempre, corregido y aumentado, y el psicópata de
la Moncloa es su producto más (me ha costado encontrar el término preciso, uno
que no tuviera connotaciones positivas, como refinado o depurado)
acabado.
Y por eso, que promueva la idea -no es nueva, ya la preconizaba el Chepas
hace ¡casi una década!- de lanzar medidas controladoras de la prensa
crítica sin son justificadas y proporcionadas debería poner en
guardia a los ingenuos que todavía piensan en votarle. Porque -y esto tiene
ámbito europeo, que es lo peor- serán los gobiernos los que determinarán si las
medidas son justas y proporcionadas, lo que les convierte en juez y parte.
Definitivamente, creo que voy a volverme conspiranoico un día de éstos. Pero, como decía la película, no estás paranoico si de verdad van a por ti…
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