De acuerdo con lo que aprendí en primero de carrera, la Economía es la sabia administración de los recursos escasos.
Y es que está muy bien que los políticos -y los que no son políticos,
pero tampoco se juegan sus cuartos- marquen objetivos y establezcan directrices.
Lo malo es que luego hay que llevar esos objetivos a efecto, y es cuando surgen
las dificultades.
Porque vivimos en el mundo real, en el que desear una cosa no produce ningún
efecto y, desde luego, no hace que esa cosa se produzca. Ya podrán clamar los
apocalípticos climáticos por el calentamiento global, y ya podrán establecer
los burócratas que en una década el parque automovilístico habrá de ser
eléctrico o no será.
Porque luego llega el día a día, y te encuentras con la noticia de que
la compañía Hertz se deshará de un tercio de sus coches eléctricos y comprará más de gasolina. Y si lo hace, dado que es una empresa y las empresas no se
crean para perder dinero, es porque estima que esa opción le resultará más
rentable.
O a lo mejor es que la gente no quiere alquilar coches eléctricos.
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