En la primera entrada de hoy decía que los necios no son conscientes de sus limitaciones. Los necios abundan entre los políticos, sean de izquierdas o de derechas; pero en este blog, mis lectores lo saben bien, suelo atizar principalmente a las izquierdas, así que a ello vamos.
El que fuera ninistro de Inseguridad Social, y es ahora de Transformación
Digital (es como el de Transición Ecológica: transformación ¿en qué, o
para qué, por no decir cómo?) y Disfunción Pública, aspiraba a ocupar la
cartera de Dispendios (vulgo, Economía) tras la marcha (en puridad,
regreso) de Nadia Peludiño a las instituciones europeas.
Con cierto criterio -eh, hasta un reloj averiado da la hora correcta
dos veces al día-, el psicópata de la Moncloa nombró a otro, con lo que el
antedicho deslizó su deseo de ser el futuro gobernador del Banco de España.
Aunque ya ocupara puestos en la citada entidad, habría dos cosas que,
en mi opinión, le descalifican automáticamente: es un político en ejercicio
-tendríamos caso barragana de nuevo-, y ha demostrado ser tan inútil (o tan
cobarde) en el tema de la Seguridad Social que, aunque sus funciones estén
capitidisminuidas desde la adopción de la moneda única, tiemblo de pensar el
desastre que podría montar en el Banco de España.
Por no hablar de que acallaría una de las voces críticas con la letal política económica de la izquierda.
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