La izquierda española, cuando ha gobernado -léase, el partido de la mano y el capullo- siempre ha mantenido una relación digamos difícil con las democracias occidentales.
Veamos. Durante la guerra civil española, quien el único Estado que
prestó auxilio al democrático bando rojo fue la no menos
democrática (y no menos roja) Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
A finales de los años setenta y principios de los ochenta, el eslogan
de Ferraz en relación con este tema era OTAN de entrada no. Pero oye,
fue llegar al gobierno y que se les cayera la venda de los ojos porque, en el referéndum
que tuvieron que celebrar -debe ser de las pocas promesas electorales que ese
partido ha cumplido en su historia más que centenaria; lo de actuar al margen
de la Ley cuando no vieran otra forma de alcanzar sus objetivos no fue una
promesa, sino una declaración en sede parlamentaria, y a esa máxima sí que han
sido fieles-, el lema pasó a ser por el interés de España, vota sí. Luego,
nos volvimos tan atlantistas que en la primera parte de la Guerra del Golfo -no
hubo primera y segunda guerras, sino una sola interrumpida por un
armisticio que duró cosa de una década- enviamos un barco lleno de soldados…
¡de reemplazo!, esto es, que estaban haciendo la mili, no profesionales.
También enviamos a Marta Sánchez a cantar lo de Soldados del amor, pero
esa es otra historia.
Luego, mientras todavía estaba en la oposición, zETAp se negó a
levantarse al paso de la bandera estadounidense: una muestra de, cuando menos,
pésima educación. Y llegado al poder, casi lo primero que hizo fue traer de
vuelta el contingente militar -de soldados profesionales- que España había
enviado a Irak… con la guerra terminada. Entre eso, y el apoyo entusiasta a la alianza
de civilizaciones -una especie de países no alineados 2.0, es decir,
una agrupación de enemigos de las democracias occidentales-, no es de extrañar
que el republicano Bush no le hiciera ni caso, y que tuviera que esperar a que Bobama
-otro que tal baila- ocupara el Despacho Oval para ser invitado a visitar
Estados Unidos.
Y ahora es el psicópata de la Moncloa quien está al timón de la nave
española. Y aunque ha perseguido a lo largo y ancho del globo al pedófilo senil,
el odio patológico de la izquierda española a Estados Unidos -el tener a
comunistas en el consejo de ninistros ayuda- hace que siga poniendo a
España en el lado equivocado de la Historia. Y tan pronto critica a Israel por
responder a un ataque terrorista -siguiendo esa tendencia tan de la izquierda
española a equiparar a las víctimas con los verdugos, si éstos son de
izquierdas y aquellas de derechas- como compra gas al tirano del Kremlin aunque
de boquilla apoye a Ucrania, o rechaza actuar en el Mar Rojo junto a la alianzaentre Estados Unidos y la Unión Europea.
Y, al igual que los terroristas islámicos aplaudieron sus declaraciones sobre Israel, ahora son los hutíes los que le felicitan por dejar a España fuera de la operación en el Mar Rojo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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