Hace casi cuarenta años, en la serie limitada Secret Wars, en una discusión entre el Capitán América y Lobezno, el primero se refería a la Patrulla-X, o quizá a Magneto y a sus partidarios, como terroristas, a lo que el canadiense replicaba terroristas… así es como llama un ejército grande a otro pequeño.
Como pieza literaria no está mal, incluso tiene cierto gancho. La realidad,
claro está, es muy otra. Por definición, los terroristas son aquellos que
utilizan el terror para conseguir fines políticos. Según quiénes los perpetren,
contra quien vayan dirigidos y quien los valore, podrán ser más o menos justificables,
pero el hecho incontestable es que perpetran actos castigados por la mayoría de
los ordenamientos jurídicos.
Sean sinceros o no, siempre hay pretextos elevados para la actividad
terrorista: la independencia del pueblo vasco, la reunificación de Irlanda, la
ayuda al proletariado o la existencia de un Estado palestino. Lo malo es cuando
los actos desmienten los pretextos, y así tenemos el caso de Hamás, que utiliza
a los propios civiles palestinos como escudos humanos o, ante la oposición de
un civil a que enterraran explosivos en la puerta de su casa, amenaza con colocar los explosivos entre el civil y su mujer.
Pero para la progresía internacional, los asesinos son los israelíes… que, no conviene olvidarlo, hace cosa de un siglo empleaban también el terrorismo como herramienta política.
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