A la izquierda española, el tejido empresarial patrio nunca se le ha dado una higa. Esto, de por sí, no tendría que ser malo… de no ser porque, de tiempo en tiempo, a la gente le da por el hecho de otorgar su confianza a esa izquierda para que gobierne.
Y si ya hace veinte años zETAp dejó con el culo al aire a (creo
recordar) Endesa (o, más bien, se entremetió en el libre mercadeo de sus
acciones), ahora es el psicópata de la Moncloa el que fuerza a los grupos españoles a competir sin deducciones con las mayores multinacionales europeas.
Cuando cualquier país mira primero por sus empresas, luego por sus empresas y finalmente por sus empresas, ¿qué es lo que hace que la izquierda española se dedique sistemáticamente a boicotear al tejido empresarial patrio? ¿Es solamente odio ideológico, o hay algún oscuro interés detrás?
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