Los autócratas toleran bastante mal -seamos suaves, acaban de sonar las campanadas de fin de año y 2.024 está recién comenzado, aunque esta entrada la esté escribiendo justo después del último almuerzo de 2.023- que se les lleve la contraria. Los inútiles que medran a su sombra lo llevan aun peor.
Es el caso del fiscal particular del desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer. El Consejo General del Poder Judicial emitió
un informe en el que rechazaba la idoneidad del patrocinado por la entonces
barragana -no sé si ya esposa, dado que a la ignorancia uno la indiferencia (es
decir, ni lo sé, ni me importa)- del juez prevaricador.
Y en la víspera del sorteo de lotería de Navidad, el susodicho hizo lo
que el titular considera un ajuste de cuentas con el órgano de los
jueces, al considerar inaceptable su valoración.
Inaceptable es que un funcionario considere que un órgano encargado de emitir informes sobre su idoneidad para un puesto no pueda hacer otra cosa que producirlos favorables al interesado.
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