Que Cocomocho tiene al psicópata de la Moncloa bien agarrado por los dídimos es algo que, además de resultar evidente, el de Waterloo no había siquiera esbozado en sus sueños más húmedos.
Pero así están las cosas, con el gobierno de la nación más antigua de
Europa dependiendo de las veleidades de un prófugo de la Justicia, todo porque
hay un sujeto ayuno de escrúpulos capaz de darle cualquier cosa que pida con
tal de seguir un minuto más detentando el poder.
Por eso, los jotaporcatos se permitieron amenazar a los de la
mano y el capullo con cargarse los decretos del desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer si afectaban a la aplicación inmediata de la amnistía.
Queda sólo la duda de si el embustero patológico promete todo lo que le piden porque está dispuesto a llevarlo a efecto… o porque sabe que Europa no le dejará hacerlo.
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