Una de las noticias del año pasado fue la irrupción, a nivel digamos popular, de la llamada inteligencia artificial. Pero no nos engañemos, esa inteligencia no es realmente inteligente, en el sentido de que no es capaz de (por así decirlo) sacar algo de la nada.
Lo que sí tiene la informática actualmente es una capacidad de cálculo
bestial, muy por encima de la del ser humano. Por eso ya hace un par de décadas
que ganó al ajedrez al entonces campeón del mundo, y algunos años que ganó al
campeón de go. Pero eso es sólo porque tiene almacenados millones de partidas y
de jugadas, y puede revisarlas todas rápidamente hasta encontrar la opción más favorable.
Es como ir a un examen pudiendo mirar las chuletas.
Tampoco es capaz de crear una obra literaria o artística verdaderamente
original. De hecho, a Chat GPT la han alimentado con toneladas de obras,
de modo que es capaz de imitar convincentemente el estilo de cualquier escritor.
Y lo mismo ocurre con los creadores de imágenes, que utilizo de unas
semanas para acá como fuente para ilustrar las entradas de mi blog. A veces
demuestran ser un poco tontos, como cuando le pido una imagen de los
tres Reyes Magos… ¡y me pone cuatro! O como cuando, tras la noticia de que Junior
había pedido el boicot neocom a los cocuquistas en las próximas elecciones
regionales gallegas: le pedí al creador de Bing una imagen de un jabalí -mi
metáfora de los neocom- pegándose un tiro en el pie, mientras apuntaba
con otra pistola a un tucán.
El sistema declaró que esa petición infringía sus políticas de no sé
qué, y no me generó la imagen. Sí generó, en cambio, la de un jabalí destrozándose
la cabeza a martillazos, además de otras con un jabalí ensangrentado, o con un
cuchillo clavado en la cabeza… imágenes que yo no había pedido.
Pero que utilizaré, llegado el momento.
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