Suele definirse al cine como el séptimo arte. Quizá sea así en otros países; en España hace bastante que dejó de ser un arte para convertirse en una industria de la que algunos viven, y muy bien.
Ojo, que no digo que todos los involucrados
en la industria cinematográfica patria sean una panda de garrapatas que viven a
costa del contribuyente. Pero sí que hay muchas películas que se hacen, o eso
parecen, únicamente para recibir subvenciones… subvenciones que superan, en
mucho, los magros ingresos que cosechan por venta de entradas.
De hecho, la realidad es que el cine español recibió en subvenciones el doble de lo que recaudó en taquilla en 2.023.
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